Lisboa, la encantadora capital de Portugal, es un mosaico de experiencias culturales, arquitectura impresionante y sabores exquisitos. Si planeas visitar esta ciudad de las siete colinas en 2024, aquí tienes una lista curada de las 15 actividades que no puedes perderte. Ahora sí, te respondemos a tu pregunta de ¿Qué hacer en Lisboa en 2024?.
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Índice
ToggleComenzar tu día en Lisboa en el Mirador Portas do Sol es como abrir una ventana a la historia. Las vistas aquí son simplemente sublimes, con el sol naciente iluminando las viejas fachadas de Alfama y el Tajo reflejando el azul del cielo. Este lugar no es solo un mirador, es un portal a la esencia de Lisboa, donde el pasado se encuentra con el presente.
A solo un paseo del Portas do Sol, la Iglesia y Mirador de Santa Lucía te espera con sus murales de azulejos que cuentan historias de conquistas y reconquistas. Aquí, la belleza de Lisboa se despliega ante ti como un tapiz, con el Panteón Nacional y las cúpulas que se elevan sobre la ciudad.
El emblemático Tranvía 28 es más que un simple medio de transporte; es un viaje móvil a través del tiempo. Sus rieles serpentean por la ciudad, pasando por mercados bulliciosos, plazas escondidas y calles que susurran secretos de siglos.
El Castillo de San Jorge se alza como el guardián de Lisboa, ofreciendo no solo una lección de historia viva sino también las mejores vistas panorámicas. Pasea por sus murallas y permite que la brisa del Tajo te cuente historias de antiguos navegantes y reyes.
La Torre de Belém es un ícono histórico de Lisboa, que no solo encanta por su arquitectura impresionante, sino también por las leyendas y la historia que encierra. Una visita a esta fortaleza junto al río te sumerge en la era de los descubrimientos, ofreciendo tanto una perspectiva cultural como una vista excepcional del estuario del Tajo.
Sumergirse en el alma melancólica de Portugal a través del fado en Lisboa es una experiencia que toca el corazón. En los íntimos locales de la ciudad, las emocionantes actuaciones de fado capturan la esencia de la saudade portuguesa, ofreciendo una ventana a las profundidades de la cultura y la historia lisboeta.
El Panteón Nacional no es simplemente un monumento; es un santuario dedicado a los héroes de Portugal. Sus ecos te hablan de glorias pasadas y su terraza te ofrece una nueva visión de la ciudad que se extiende a tus pies.
La Catedral de Lisboa, conocida como Sé, es un bastión de la fe que ha soportado terremotos y reconstrucciones. Su presencia es un testimonio de la resiliencia lisboeta, y su belleza, una mezcla de estilos arquitectónicos que narra la historia de la ciudad.
La Casa dos Bicos, con su distintiva fachada de piedras en forma de picos, es una joya arquitectónica que data del siglo XVI. Además de ser una maravilla visual, la casa es un centro cultural vibrante, siendo la sede de la Fundación José Saramago. Dentro de sus muros, los visitantes pueden sumergirse en el mundo literario del ganador del Premio Nobel, explorar exposiciones temporales y eventos que celebran las artes y la literatura portuguesa.
La Baixa es el vibrante corazón de Lisboa, un ejemplo sublime de la planificación urbana del siglo XVIII y de la resiliencia de la ciudad tras el devastador terremoto de 1755. Pasear por sus calles rectilíneas y amplias plazas es como caminar a través de la historia viva, cada edificio y acera cuenta la historia de la reconstrucción de la ciudad. No dejes de caminar por la animada Rua Augusta, una calle peatonal repleta de tiendas, artistas callejeros y cafés, que te lleva desde la majestuosa Arco da Rua Augusta hasta la Plaza del Comercio, la joya de la corona de la Baixa y uno de los espacios públicos más impresionantes de Europa.
La Iglesia de Santo Domingo es un testimonio de la historia turbulenta de Lisboa. Aunque marcada por el incendio de 1959 que dejó su interior carbonizado, la iglesia se mantiene como un poderoso símbolo de resistencia. Al entrar, te encontrarás con una atmósfera conmovedora, donde las marcas del fuego en las columnas y bóvedas contrastan con la belleza de los servicios religiosos y la música que todavía resuena en sus muros. La iglesia te invita a reflexionar sobre la impermanencia y la renovación, una parada que seguro dejará una impresión duradera.
La Plaza del Comercio, amplia y abierta al río Tajo, es uno de los espacios más emblemáticos de Lisboa. Con su grandioso arco triunfal y las estatuas que observan el pasar de los ríos, la plaza no es solo un espectacular punto de encuentro, sino también el perfecto telón de fondo para una impresionante puesta de sol. Aquí, los lisboetas y visitantes se mezclan, los niños juegan entre las fuentes, y los artistas capturan la esencia de la ciudad. Siéntate en uno de los cafés con terraza, disfruta de una «bica» (café expreso portugués) y sumérgete en la vibrante vida de la ciudad.
Un paseo en barco por el Tajo te permite escapar del bullicio de la ciudad y disfrutar de Lisboa desde una nueva perspectiva. Mientras el barco se desliza bajo el monumental Puente 25 de Abril y se dirige hacia la histórica Torre de Belém, podrás sentir la brisa del río y ver la ciudad desde el agua. Este tranquilo viaje no solo es una oportunidad para relajarte, sino también para apreciar la arquitectura única de Lisboa y su relación con el río que ha sido vital para su historia.
El Elevador de Santa Justa, una estructura de hierro forjado que se eleva como una obra de arte entre las calles de La Baixa, no es solo un medio de transporte, es una experiencia en sí misma. Diseñado por un aprendiz de Gustave Eiffel, te lleva desde la bulliciosa vida urbana hasta el tranquilo Largo do Carmo. Al llegar a la cima, te esperan vistas espectaculares que abarcan la ciudad, el río Tajo y más allá. Un viaje en este elevador es un viaje en el tiempo y un ascenso hacia una de las mejores