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ToggleCada 4 años, los mexicanos desprendemos los pies de la tierra y nos ilusionamos al tono de “Sí se puede”, sin importar que sabemos todo lo malo del fútbol mexicano. Apoyamos a nuestra selección nacional de forma incondicional y creemos que este puede ser nuestro mundial, pero en el fondo somos realistas y aunque sabemos que no vamos por la copa, mínimo tenemos la ilusión de que esta vez sí pasaremos a ese dichoso 5to partido que el destino nos ha negado mundial tras mundial.
El fútbol nos los debe. Somos la única afición que siempre viaja con nuestro equipo. Abarrotamos los estadios y apoyamos a nuestra selección al grito de Cielito lindo. Mundial tras mundial México siempre juega de local, con un estadio lleno de mexicanos que nunca dejan de apoyar, aun cuando las cosas no salen bien.
Los empresarios prefieren invertir en traer extranjeros que preparar niños mexicanos como estrellas del futbol. El presupuesto que el gobierno destina para el deporte es muy poco, cada año se construyen centros de alto rendimiento que rara vez están abiertos al público. Nuestras canchas de futbol y parques están en condiciones tan Deplorables que nuestros pobres niños están destinados a fracasar si lo que quieren es dedicarse al futbol de manera profesional, pues no tienen oportunidad alguna de triunfar y menos cuando resulta tan mala inversión al saber que un jugador extranjero llegará siendo una estrella, vendiendo camisetas y llenando estadios desde el primer día. El fútbol mexicano está enfermo.
Nuestra selección no es un orgullo nacional, lo malo del fútbol mexicano es que solo es un negocio que enriquece a los hombres más ricos del país. ¿Te has preguntado por qué nuestra playera es tan fea, Sin chiste, sin identidad nacional y no es una extensión de nuestro patriotismo? La respuesta es muy sencilla, es porque está hecha por extranjeros que a manera de maquila fabrican muchas otras camisas, a las que por cierto solo le cambian el color pero no el diseño.
En el mundial de Francia 98 una empresa mexicana hizo nuestra hermosa playera, un artesano creo el diseño más bonito de nuestra historia, y curiosamente en ese mundial fue una de las mejores actuaciones de nuestro equipo. Casi derrotamos a Alemania. Nuestros guerreros dejaron el alma en ese partido y jugaron por defender la camiseta, una camiseta hecha con amor por un mexicano, juraron verdaderamente representando a nuestro pueblo y no por conseguir contratos millonarios.
Hoy en día importan más esos contratos millonarios con marcas extranjeras que contratar a empresas mexicanas para que le regresen la dignidad a nuestra selección. Los jugadores de México deben portar una armadura azteca, para así convertirse en guerreros y defender nuestra playera con el corazón. México tiene muy buenas marcas como Charly, pero preferimos usar uniformes hechos por extranjeros, sin identidad.
La mayoría de leyes injustas que el congreso aprueba son curiosamente uno o unos días antes de un partido importante de la selección. Algo más para agregar a lo malo del fútbol mexicano es que los políticos se aprovechan de los partidos de nuestro equipo nacional para calmar y distraer a la gente. Al cabo que no hay nada más importante para nuestro país que ver un partido de México ¿cierto?
Las televisoras venden una cantidad exagerada de partidos de la selección en EU. Saben que un mexicano viviendo allá paga lo que sea por ver jugar a su equipo y sentir nuevamente esa pasión que los mexicanos vivimos como nadie. Así que cada año los vacunan con partidos mediocres, en donde no importa contra quién juega México, si no cuántos millones de dólares van a echarse en sus bolsillos.